8 de agosto de 2007

La Biblia, esa ridícula fantasía

57ª parte
Hugo Pardo

Desde hace varias entregas hemos abordado lo que pudiéramos denominar la “psicología de Jehová” y he tratado de desmitificar la versión bastante extendida en nuestro medio de que el señor Jehová de los Ejércitos es un Dios infinitamente misericordioso, lo cual no empata con el perfil que de él mismo nos muestra la Biblia.
Vayamos ahora a lo que nos dice este libro que, según las Iglesias Cristianas y Católicas es la palabra de Dios:
Consultemos el libro del evangelista San Juan: Capítulo 2, Versículos16 »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
El Señor Jehová de los Ejércitos, después de las matanzas cometidas por todos los rumbos del mundo bíblico, tomó la gran decisión, de transfigurarse el mismo y aparecer a los ojos de todo el planeta como el hijo de Dios, que a la vez era él mismo.
El Estado laico en que vivimos que gracias a Benito Juárez, y si ustedes quieren también a Dios, todavía disfrutamos, nos obliga a respetar las creencias de todos y a aceptarnos sin que nuestro credo sea un obstáculo para la sana convivencia.
La mayoría del pueblo mexicano es católico y protestante, es respetable su credo, mientras sea consciente de la historia de México y lo que le ha costado al pueblo constituirse dentro de un Estado laico, que es el único que garantiza la libertad de creencias y de cultos.

No hay comentarios.: