14 de noviembre de 2006

Norberto Rivera emula a Mario Marín, afirma que «todo son calumnias para desprestigiarlo»

Pero la terca realidad lo desmiente, las víctimas de su protegido Nicolás Aguilar Rivera, dan pelos y señales del diálogo que sostuvieron con el cardenal
Acusa el jefe de la iglesia católica a los dirigentes del PRD de «orquestar una campaña de linchamiento»

Federico Chilián Orduña
A raíz de las denuncias publicadas ayer en los periódicos La Jornada, Transición y algunos más, que dan cuenta de los degeneres del cardenal primado de México, Norberto Rivera Carrera, el jefe de la iglesia saltó de su silla cardenalicia y respondió de manera similar a como lo hizo Mario Marín Torres, cuando lo cuestionaron sobre sus conversaciones con Kamel Nacif: «yo no leo chismes… todo eso son calumnias de quienes quieren desprestigiarme… están truqueadas las grabaciones… cómo creen que yo sea capaz de tal infamia… todo es parte de la lucha política electoral… los del PRD están orquestando una campaña de linchamiento… yo no tengo nada que ver con los pederastas… yo me dedico a oficiar misas… vivo igual que Jesucristo, calzo sandalias, duermo en el suelo o en una tabla, soy vegetariano, la carne ni la huelo…», etc., etcétera.
Lo cierto es que Norberto Rivera Carrera, jefe la iglesia a la que pertenece la inmensa mayoría de mexicanos, mismos que en su mayor parte desconocen la historia de su propia iglesia, y seguramente por eso pertenecen a ella, es un perfecto degenerado, mucho peor que Jean Surcar Kuri, Kamel Nacif y cualquiera de esos despreciables pederastas que ha n abusado de miles niños aprovechándose de su poder económico y en este caso «espiritual».
El señor Rivera Carrera, que cobra como representante de Dios, del «Santo Padre» Benedicto XVI y de los millones de mexicanos que se postran ante su iglesia, ha cometido un abuso que sólo Dios puede perdonarle. Por nuestra parte hemos difundido lo que tenemos obligación de difundir: Pido una disculpa a nuestros amables lectores por no extenderme más en este bochornoso tema, la verdad, como dije ayer, me da asco ocuparme de esa clase ociosa y parasitaria conocida como clero católico.