26 de noviembre de 2006

Mientras Oaxaca ardía, Fox y sus amigos se embriagaban

Más de cien detenidos de la APPO en enfrentamientos con la PFP, hoteles, edificios públicos y decenas de vehículos incendiados, y por lo menos tres muertos de gente del pueblo
Al mismo tiempo en uno de los ranchos de Fox, más de mil 500 invitados, transportados en helicópteros del gobierno, en medio de estrictas medidas de seguridad brindaron hasta el amanecer por el «final feliz de su gobierno»
Federico Chilián Orduña
El marido de la señora Martha Sahagún, ese fantoche que el PAN, el imperialismo yanqui y Ernesto Zedillo colocaron en la presidencia, no tuvo empacho en realizar uno más de sus acostumbrados «festejos», para celebrar «el éxito de su gobierno». Los pormenores de esta celebración aparecen en los suplementos de los grandes rotativos y en las revistas a color que dan cuenta de las francachelas de los grupos aristocratizantes. A mi francamente me da nauseas entrar en esos detalles, sólo consigno el hecho y la irresponsabilidad de este asesino que en mala hora se convirtió en «primer mandatario de la nación».
Baste señalar que a la misma hora de este sábado 25 de noviembre, los más tres mil elementos de la Policía Federal Preventiva instalados en el centro de la capital de Oaxaca lanzaron bombas lacrimógenas, balas de goma y chorros de agua, a las multitudes de ciudadanos que por diversos flancos les gritaban que desalojaran la ciudad. Así también se registró la participación de policías y soldados vestidos de civil que dispararon armas de fuego contra la población.
A todo lo cual, monseñor Abascal y su socio Ulises Ruiz han respondido que el conflicto de Oaxaca está en vías de solucionarse.