24 de julio de 2006

El fecalismo es fascismo

La guerra sucia del PAN que aún sigue pone al descubierto su carácter fascista
Prosiguen en su empeño de estigmatizar a los simpatizantes de AMLO como los “violentos”
Ya son muchos los que votaron por FECAL y están arrepentidos


Federico Chilián Orduña

A estas alturas del proceso electoral ya nadie puede negar que el PAN y su candidato Felipe Calderón, más conocido como el terrible FECAL, desplegaron una campaña basada en mentiras repetidas en innumerables ocasiones por todos los medios, al estilo nazi, (tal como Joseph Goebells le hizo la campaña a Adolfo Hitler). Lo hicieron antes, durante y después de los comicios.
Ahora ya son muchos los ciudadanos que después de haber votado por FECAL están arrepentidos de haber favorecido las pretensiones de un aspirante que se vale de la mentira como técnica para tratar de desprestigiar a su adversario. Se sorprenden de su renuencia a que se vuelvan a contar los votos y al mismo tiempo erigirse en ganador indiscutible.
Durante su campaña FECAL aseguró reiteradamente que AMLO era un peligro para México, propaló la especie de que si llegaba AMLO a la presidencia la gente perdería sus casas, sus pertenencias más preciadas, su coche y todo lo de valor. FECAL acusó al candidato de la coalición Por el Bien de Todos de haber endeudado al gobierno de la ciudad de México, de haber propiciado su ruina financiera, de haber incrementado los índices delictivos, en suma, de haber hecho de la capital de la República un desastre, nada de lo cual probó.
Ahora llama a luchar a favor de la paz, porque, según él, sus adversarios son violentos, no respetan la ley ni las instituciones, ordena a todos sus seguidores que se coloquen moños blancos y, de nueva cuenta, acusa a la gente que sigue a AMLO de ser una amenaza a la tranquilidad.
En el mismo tenor colaboran con él los dueños de Bimbo, Jumex, Sabritas y otras empresas. En forma paralela, el IFE gasta importantes sumas de dinero en dar las gracias a los ciudadanos por haber votado y haber realizado el cómputo de los votos de manera limpia y ejemplar. Obviamente, no reconoce la forma en que manipuló el padrón, las listas nominales, las boletas electorales, los votos y finalmente las actas de casilla.
Mi amigo Porfirio Muñoz Ledo, en su afán de ser mesurado afirma que la campaña del PAN que ahora despliega es de “corte fascistoide”. Chéquese El Universal de ayer. En su empeño por matizar sus expresiones el veterano funcionario y diplomático no llama a las cosas por su nombre. La verdad es que no es fascistoide la campaña del PAN, es plenamente fascista y pone al desnudo a su candidato, como un mero pelele de los mismos intereses que llevaron a Adolfo Hitler al poder: una clase media desinformada, consumista, temerosa, ignorante y enajenada, el gran capital ansioso por incrementarse sin medida y una iglesia católica apostólica romana en manos, ahora, de otro ex combatiente nazi.
Esos son los ingredientes que hacen el caldo de cultivo propicio para que un fascista franquista yunquista, un perfecto usurpador, pretenda encaramarse en la presidencia de la República.