26 de julio de 2006

Con FECAL se prefigura una tiranía teocrática

Se acabaría la educación laica y gratuita con el respaldo del SNTE
Se privatizaría el petróleo, la electricidad y el patrimonio histórico

Federico Chilián Orduña
De consumarse el fraude electoral con el dictamen que presentara el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), mediante el cual se ratifique el resultado del IFE que declara candidato «ganador» a Felipe Calderón, México daría un salto histórico hacia atrás de más de 150 años, y nos colocaría en la situación que se vivía antes de las Leyes de Reforma promulgadas por el presidente Benito Juárez.
La lideresa absoluta y plenipotenciaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la «maestra» Elba Esther Gordillo Morales, ya nombró a Felipe Calderón «presidente electo» y le expuso su agenda «educativa», y el panista ya respondió que su política en esa materia se ajustaría a lo que la «maestra» le expuso de conformidad con el artículo 3° Constitucional, el cual ambos invocaron como pericos, pues ni la Gordillo ni FECAL, tienen la menor idea del concepto de democracia que en ese mismo artículo se define. Si la tuvieran, ya se hubieran sumado a la petición de recuento voto por voto, casilla por casilla, en lugar de estar haciendo espectáculos circenses para obtener la «legitimidad» que los ciudadanos les niegan.
La Gordillo que no es más que una vividora que tiene a sus «maestros» adormecidos, embrutecidos, enajenados, viciados y envilecidos, cumple la función de simple correa de transmisión de los deseos del jefe que la puso en el sitio donde se encuentra: Carlos Salinas de Gortari, de quien nada bueno y generoso se puede esperar para este país.
Junto con ella, aplaude la Iglesia católica, además de los negocios de Sabritas, Jumex, Bimbo y otras empresas, la instalación de FECAL como sucesor del pelele Vicente Fox Quesada, para que realice las «reformas estructurales» que este no pudo consumar.
Con tal equipo no es difícil concluir que con FECAL de presidente de este país se prefigura una tiranía teocrática, semejante al régimen español de Francisco Franco, en la que desaparecería el estado laico, se abriría la «libertad en la enseñanza» que consiste en enseñar catecismo y la doctrina de la iglesia católica en todas las escuelas públicas, y una vez más el oscurantismo, el dogmatismo y el fanatismo más reaccionario sentarían sus reales en el destino de esta sufrida Patria. El Dios de la iglesia (dólar) sería el centro de todo.
Conociendo el carácter y el pensamiento fascista de FECAL y los grupos de la ultraderecha que lo sostienen, el Yunque, el Opus Dei, las Hijas de la vela perpetua y demás yerbas confesionales es fácil imaginar el régimen que encabezaría FECAL como el «ungido de Dios», presidente del México «nuevo».
Por si fuera poco, el petróleo regresaría a las manos extranjeras que lo tuvieron antes de la expropiación, lo mismo ocurriría con la electricidad; además se aplicaría el IVA a medicinas, alimentos, colegiaturas y libros de texto, y todo el patrimonio histórico de la nación, Teotihucán, Palenque, Uxmal, etc., serían concesionados a la Coca Cola o a cualquier capitalista extranjero que los quiera explotar, y finalmente el modelo neoliberal terminaría de implantarse a garrotazo «limpio» contra quien se oponga.
Eso es lo que nos espera con FECAL, si el pueblo de México lo permite.