27 de junio de 2006

FECAL, ROMA ó AMLO

El 2 de julio: Más de lo mismo, PAN
Retorno al viejo régimen, PRI-PVEM o
Transición a la democracia, PRD-PT-C

Federico Chilián Orduña

México, se encuentra en la disyuntiva de convertirse en el gran enlace de las Américas, o en un esquirol de la corriente histórica que predomina en Latinoamérica y que se prefigura en Norteamérica. Quiéralo o no la derecha, América marcha a la izquierda.
La izquierda mexicana es muy distinta a las izquierdas de centro y Sudamérica, a las de Estados Unidos y Canadá y a las del resto del mundo. A diferencia de todas, en México los orígenes de la izquierda los encontramos en el seno de la institución más importante y fundamental de la colonia, la iglesia católica.
Los curas Miguel Hidalgo y José María Morelos, conciben y forjan la independencia de México, sobre la base de los principios que identifican a la izquierda universal: la libertad, la igualdad, la fraternidad, la solidaridad, el humanismo, el progreso y la emancipación de los pueblos. Si bien hay curas de izquierda en todo el mundo, en ninguna parte los encontramos jugando el papel fundacional de la nación, como en el caso de México.
Con ellos se inicia la corriente histórica en nuestro país que más adelante se denomina la izquierda mexicana. Los orígenes de la derecha se localizan en las fuerzas que se opusieron a los propósitos de los libertadores a quienes aún cuando les quitaron la vida, nunca podrían acabar con sus ideales de izquierda revolucionaria.
La idea de un Estado laico, liberal, surgió y fue madurando entre los insurgentes conforme diría el clásico se requirió darle forma, norma y horma a la nueva sociedad que había nacido y empezaba a desarrollarse. Allí debate la izquierda con la derecha; los liberales con los conservadores.
Los hombres de la Reforma, con Benito Juárez por delante, resisten y vencen el embate del exterior, auspiciado por la reacción o sea la derecha, México defendiéndose con las armas y la ley en la mano perfila y estructura su fisonomía moderna única en el concierto internacional.
Posteriormente, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y más de un millón de compatriotas, retoman los ideales abandonados y libran la lucha que conforma el nuevo Estado con mayor sentido social, es decir, de izquierda.
Más tarde, Lázaro Cárdenas culmina y consolida los proyectos emancipadores que se concibieron a lo largo de todo este proceso, y hasta allí y sólo allí puede afirmarse que el gobierno federal ha sido de izquierda; los demás que le sucedieron hasta el presente, todos de un modo u otro han estado cargados a la derecha, han servido más a los intereses del capital que a los del trabajo.
Durante todo este periodo la izquierda ha estado más en la oposición que en el poder. La que se encuentra dentro del aparato del Estado, tiene hasta el momento un poder de decisión muy reducido.
Del 88 al 2000, Cuauhtémoc Cárdenas encabeza el movimiento social más significativo de la izquierda mexicana que cree en la capacidad del voto para realizar el cambio democrático. En tres ocasiones compitió por la presidencia de la República, sin conseguirla.
En el 2000 se da la alternancia en el poder, la derecha a través de Vicente Fox, capitaliza todo el caudal de descontento acumulado contra el viejo régimen y logra el cambio en la silla presidencial, pero no logra la transición a la democracia. Las reformas estructurales propuestas y las políticas aplicadas no corresponden a las demandas ciudadanas.
Ahora, Andrés Manuel López Obrador, recogiendo ese legado y esa experiencia, cuenta con las más altas posibilidades para ganar la elección presidencial y llevar a la izquierda al poder de la federación. Por primera vez, desde Lázaro Cárdenas.
En el ´94, se levanta en armas contra el gobierno federal el EZLN. Una expresión de izquierda que difiere de la vía electoral, no tiene simpatía por ningún partido ni candidato y por su cuenta realiza “la otra campaña” que es un referente indispensable para entender y explicar lo que sucede en México en este momento, y considerar los primeros reclamos que el nuevo gobierno debe atender.
En el cono sur del continente, las potencias emergentes, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Bolivia, Perú, y en el caribe Cuba, son regidas por gobiernos que se asumen de izquierda y con sus defectos y sus virtudes, van construyendo sus propias vías de desarrollo, estableciendo convenios de colaboración y encarando en común los problemas que les aquejan, sin la ventaja o desventaja que puede representar la vecindad con Estados Unidos.
En Estados Unidos, el gobierno de ultraderecha de George Bush se encuentra en medio del descrédito internacional y muy propenso a que lo releve la oposición demócrata, que en alguna forma representa a la izquierda norteamericana competitiva. En Canadá hay mayor equilibrio, menos polaridad.
¿Cuál es la opción que le conviene a México en este momento?
¿La derecha de la confrontación que quiere mandar al panteón a Fidel Castro a la mayor brevedad, la que descalifica y trae pleito casado con Hugo Chávez, al tiempo que se cobija con José Aznar, y aún siendo servil con George Bush, no saca al perro de la milpa? o
¿El centro que se está descomponiendo, cayendo a pedazos, haciendo remiendos, buscando remedios, sobrevivir, y con un poco de suerte y la estructura reinstalarse donde ya estuvo muchas décadas, y nomás no dio una? o
¿La izquierda que retoma los ideales de los libertadores, se fija en los de abajo, construye puentes y segundos pisos, piensa cruzar en tren bala el país, afianzar las relaciones de cooperación con los vecinos del norte, y hacer lo propio con los del sur, así como lo hizo el Benemérito de las Américas?
Usted, ¿quién cree que deba ser el próximo presidente? Estoy seguro que coincidirá conmigo, el único que garantiza la transición a la democracia: Andrés Manuel López Obrador.