25 de mayo de 2008

Psicología científica para todos (1)

Federico Chilián Orduña
La palabra psicología proviene del griego “psique” que se traduce por alma, y “logos” que equivale a estudio o tratado. En este sentido, etimológicamente, es decir, por el significado de sus raíces, la psicología es el estudio del alma. Sin embargo, en la actualidad, la psicología se define como la ciencia que estudia el comportamiento humano, en razón de que el concepto de alma, no puede encerrarse en una definición simple, concreta, única y válida para todos los criterios. En cambio, el comportamiento si puede describirse, explicarse, predecirse, tratarse y orientarse, y a eso se dedica la psicología científica.
Originalmente, la psicología formaba parte de la filosofía que es la madre de todas las ciencias, desde la antigüedad en Grecia y Roma hasta mediados del siglo XIX en Europa la psicología era un saber conjetural, meramente especulativo. Los pensadores de todos las épocas y latitudes, se refirieron a la conciencia, la personalidad y la conducta humanas, en infinidad de formas literarias, históricas, políticas, ideológicas, religiosas, filosóficas; pero no se había dado el propósito de estudiar el comportamiento humano de manera científica, esto es, en forma objetiva y racional, empleando la experimentación, el control y la investigación, indagar las causas que lo producen y sus efectos en la persona, el ambiente y la sociedad, explicar qué sucede con los seres humanos en cada etapa de su vida, qué los determina y hacia donde se pueden, quieren o deben dirigir. Esto apenas tiene siglo y medio de estarse haciendo.
A la pregunta de por qué los seres humanos se comportan de un modo u otro se respondió durante más de dos milenios, ubicando las causas de ello en fenómenos o circunstancias inconmensurables tales como el diablo, el influjo de las estrellas, la suerte, el destino, los planes divinos, la influencia de los animales, los embrujos o los fenómenos físicos como el viento, el agua, el fuego, la tierra, el cielo, etc. La psicología científica no toma en cuenta las hipótesis que no se pueden verificar y comprobar. Decir que esto o aquello sucede “porque Dios quiere”, es una hipótesis que la psicología científica no puede admitir sin antes definir que es o quien es Dios. Y si la definición de Dios que se de para tal efecto no se refiere a algo que todos los seres humanos podamos constatar; entonces, de antemano se rechaza la hipótesis.
Los psicólogos científicos no podemos darnos el lujo de afirmar que lo que sucede a los seres humanos es voluntad de dios o del demonio. Las causas de la fortuna o la desgracia de quien sea, siempre las buscamos y encontramos en las condiciones materiales de su existencia, observando a los seres humanos como lo que son: entidades bio-psico-sociales, es decir, seres biológicos, como las plantas, los animales y en general los organismos, los entes que tienen vida; son seres psicológicos, porque piensan, aman, sueñan, imaginan, hablan, creen, razonan, dudan, en suma, porque tienen eso que los antiguos identificaban con el espíritu, y los modernos, con la conciencia que se refleja en el comportamiento; y son sociales, porque son producto de la cultura de su entorno social, de su educación, de su nivel económico y de sus relaciones sociales. Lo biológico, lo psicológico y lo social, en cada ser humano y en toda la humanidad, se encuentra de manera indisoluble. No se pueden separar más que para estudiarlos, en la realidad se hallan integrados. Nos leemos el próximo lunes.
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