4 de octubre de 2007

Los astros señalan a Blanquita como ganadora: Ángel Farpón

Un “arqueoastrónomo” da por hecho que los designios de los astros coinciden con los planes de los poderes fácticos.
Menuda sorpresa se pueden llevar las estrellas, si el pueblo consciente vota

Federico Chilián Orduña
(Candidato del Partido Alternativa Socialdemócrata
a la Presidencia Municipal de Puebla)

La supuesta influencia de los astros en la vida de los seres humanos parece ser un hecho incontrovertible. Los medios masivos de comunicación, televisión, radio y prensa, le destinan grandes espacios a las predicciones que hacen los astrólogos y medio mundo cree que efectivamente la fecha de nacimiento determina en gran medida el destino de los individuos y sus propias características de personalidad.
Esto ha hecho el “arqueoastrónomo” Ángel Farpón en la segunda plana de El Sol de Puebla, en su edición de hoy y lo ha difundido el programa de Raúl Zárate López, en su programa de ABCradio. Las cartas astrales de los candidatos a la presidencia municipal.
Lo cierto es que no existe una sola prueba científica de que este tipo de interpretaciones sea verdad. Los seres humanos son entidades biopsicosociales cuya situación en el mundo está determinada por las circunstancias en las que están inmersos, esto es, son un producto histórico social y en ello nada tienen que ver los astros ni los dioses de ninguna índole. El ser humano es libre para decidir y en ello estriba su dignidad como especie, como género y como persona. No hay condicionantes, más allá de este planeta, que determinen las características psicológicas de la gente. Lo que le sucede a la humanidad es consecuencia de lo que hace la humanidad u ocurre en la naturaleza y nos afecta por igual dependiendo del sitio donde nos encontremos y el prójimo con el que convivamos. Cualquier otra interpretación no pasa de ser un buen divertimento o un sugestivo pretexto para pasar la charola y lucrar con la buena fe del pueblo.
Explicar el comportamiento humano y la razón de las diferencias individuales, ha sido preocupación de los pensadores de todas las épocas y de todas las culturas. En Occidente, desde la antigüedad con los griegos se suscitaron muchas interpretaciones respecto al origen del hombre y su destino en la vida. Con los romanos que copiaron la mitología helénica, se creía en los dioses Júpiter, Marte, Venus, etc. Con el cristianismo, que es un sincretismo helénico judaico con formas romanas, se institucionalizó la creencia de que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de su Creador, quien aún cuando todo lo sabe de antemano, deja a sus criaturas el libre albedrío para optar por el bien o por el mal, de lo que depende la recompensa final, el cielo o el infierno.
El pensamiento objetivo y racional, del que depende el avance de la ciencia y la tecnología está completamente separado de estas “teorías” y de todas las religiones, con el respeto que se merecen.
La psicología, disciplina científica que he estudiado durante 40 años, se ríe amable y discretamente de todo lo que hacen los astrólogos, parapsicólogos, arqueoastrónomos, brujos, grafólogos, sacerdotes, pastores, rabinos y en general toda la gente que le atribuye a fuerzas extrañas, poderes ocultos, influencias astrales, líneas de la mano, lectura de cartas, de bolas de cristal, formas de la cara, posesiones demoníacas, etc. etc.; la conducta de las personas.
Los psicólogos científicos consideramos que la conducta humana depende de muchos factores, pero todos ellos identificables, tales como la herencia, la salud, el ambiente familiar, la educación, el nivel económico, la inteligencia, la cultura, etc., pero todos estos factores están aquí sobre la faz de la tierra y en alguna forma o medida los podemos modificar a nuestra conveniencia, por ello existe la política que es el arte científico que han concebido los seres humanos para encontrar las alternativas de solución al cúmulo de problemas que se les presentan.
Respeto, pero no comparto las interpretaciones de mí querido amigo, Ángel Farpón, aún cuando sus lecturas lleguen a coincidir o se aproximen a los perfiles psicológicos de sus aludidos. Cierto es que el azar, puede cambiar la suerte de la gente, y que la intuición y un buen “ojo clínico” puede facilitar la comprensión del temperamento y carácter de los individuos, pero en última instancia, por encima de todos los condicionantes, de todas las limitaciones y obstáculos que se le presenten a los seres humanos está su conciencia con la cual enfrentan el presente para asegurar su porvenir.
Los ciudadanos poblanos conscientes aún no deciden quien sea su presidente municipal, eso se verá hasta el 11 de noviembre, y no debe descartarse que el resultado no coincida con las “influencias de los astros”, como dice mi buen amigo Farpón, a quien le mando un abrazo fraternal con el afecto de siempre.
Si queda Blanquita Alcalá, como le dice Angelito Farpón, no será porque las estrellas hayan dictado que ella está en su momento en el lugar más adecuado, sino porque los poderes fácticos (dinero, gobierno, alto clero e ideologías que le acompañan como la “arqueoastronomía”) la impusieron, pese a la conciencia ciudadana.

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