6 de agosto de 2007

La Biblia, esa ridícula fantasía

56ª parte
Hugo Pardo

Aunque la mercadotecnia católica y protestante divulga la especie de que su Dios es infinitamente misericordioso, la mera verdad, un somero análisis de sus actos permitiría llegar a conclusiones muy diferentes, bastarían unas preguntas:
El diluvio de 40 días y 40 noches que desató Jehová de los Ejércitos para ahogar a toda la humanidad, y a todos los animales, el ganado, los reptiles y las aves, y sólo salvar a Noe y su familia, y a una parejita de cada especie, porque se lamentaba de su propia creación, ¿es un acto de infinita misericordia? (Génesis 6:5-8).
La torre de Babel que empezaron a construir los simpatizantes de Jehová de los Ejércitos para llegar al cielo, don Jehová la consideró una ofensa porque se habían puesto de acuerdo para hacer adobes y construir una gran torre, y al hablar un solo idioma, don Jehová de los Ejércitos dispuso que cada quien hablara un idioma diferente para que nadie se entendiera, ¿es un acto de infinita misericordia? ¿Así deben actuar los padres cuando ven que sus hijos se ponen de acuerdo para construir algo en común? (Génesis 11:1-9).
Y así podríamos continuar analizando el pensamiento y la conducta de Jehová de los Ejércitos, y nadie podría de manera sensata concluir que el tal Jehová de los Ejércitos es un Dios infinitamente misericordioso. Más bien se parece a esos dioses terribles que desatan su furia y su cólera contra sus criaturas porque no hacen lo que ellos disponen, pero bueno ya sabemos que todos los dioses conocidos son míticos, un buen invento de los seres humanos para mantener bajo su control a sus semejantes.

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