5 de junio de 2007

La Biblia, esa ridícula fantasía

14ª parte
Hugo Pardo

Ayer se interrumpió esta serie porque los eventos de la Semana de la Libre Expresión me impidieron verificar si se había incluido mi colaboración. Afortunadamente, se publicó la bula papal de Alejandro VI, que ningún mexicano debe ignorar si quiere comprender lo que ha sucedido en México y saber por qué hay tantos pobres, y tan poquitos ricos, casi todos católicos y uno que otro protestante y alguno más judío.
Yo les estaba diciendo que la Biblia y el Corán son dos publicaciones eminentemente machistas que degradan a la mujer. Permítanme regresar nuevamente la Génesis, Capítulo 16, nomás para que lean esto: “Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero ella tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Entonces Sarai dijo a Abram: -He aquí que Jehovah me ha impedido concebir. Unete, por favor, a mi sierva; quizás yo tenga hijos por medio de ella. Abram hizo caso de las palabras de Sarai. 3 Y Sarai su mujer tomó a Agar, su sierva egipcia, después de haber vivido diez años en la tierra de Canaán, y se la dio por mujer a Abram su marido. 4 Abram se unió a Agar, y ella concibió. Pero al ver que había concebido, empezó a mirar con desprecio a su señora. 5 Entonces Sarai dijo a Abram: -Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse a mi sierva en tu seno; y ella, viéndose encinta, me mira con desprecio. Jehovah juzgue entre tú y yo. 6 Abram respondió a Sarai: -He aquí, tu sierva está en tus manos. Haz con ella como te parezca bien”.
Después se le apareció el “ángel de Jehová” y le dio otra serie de consejos igualmente temerarios. Esto es lo que yo llamo un Dios perfectamente cabrón.
Con razón sus “representantes” son como son.