6 de noviembre de 2006

Los bombazos fueron tramados por el mismo grupo que urdió el desafuero de AMLO

Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quesada, Diego Fernández de Cevallos y sus compinches
El objetivo: justificar la implantación de un régimen policiaco, aún más autoritario y represor que el actual

Federico Chilián Orduña
Como diría mi amigo, hermano y maestro, el único rector de la UAP electo por aclamación, mi ínclito Dr. Julio Glockner: «no nos hagamos pendejos». Aseguro sin temor a equivocarme, sobre la base de un sondeo efectuado en la cafetería en la que habitualmente platico con mis amigos y en la escuela a donde acude el menor de mis seis hijos, que los bombazos ocurridos ayer en la sede del PRI y en una sucursal del Banco Santander Serfín, fueron tramados y ordenados por la misma mafia que encabeza Carlos Salinas de Gortari, y de la que forman parte el señor alto de bigotito que cobra como presidente y se dedica a cumplir las órdenes del mismo cabecilla, calvo y orejón, y de su cónyuge la señora Martha, que lo trae más pendejo de lo que en realidad es y de cuyo nombre no me quiero acordar porque me dan ganas de vomitar, más el líder moral del Partido Acción Nacional, el traficante de influencias e impostor profesional Diego Fernández de Cevallos, simple y llanamente para justificar que el espurio «presidente electo», su pelele Felipe Calderón, conocido en todo el mundo de habla hispana como el terrible FECAL, implante la tiranía teocrática militar que le posibilitaría ejercer el poder que de otra manera le es imposible.
Dentro de unas horas aparecerán los chivos expiatorios, seguramente vinculados a cualquiera de las organizaciones que le traen ganas al pinche gobierno neofascista que encabezan los panistas, tales como el Ejercito Popular Revolucionario, al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, la APPO, el PRD, los vecinos de Atenco, los trabajadores de Sicartsa, los mineros de Pasta de Conchos, etc., etc. Después de eso, veremos que en toda la República se verán agentes, policías y militares, en todas las esquinas de las grandes ciudades, en todas las casetas de cobro, en todos los bancos, en todas las universidades, en todos los cines, en suma, habrá más vigilantes armados que gente trabajando. Eso es lo que nos espera con el terrible FECAL, y como diría mi ilustre y venerable maestro Glockner: «no nos hagamos pendejos».
Si se dan cuenta, es la misma gentuza que tramó el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, el presidente legítimo de este país y quien encabeza con honor y pundonor la resistencia civil pacífica, y al gobierno que no dejará dormir a los pillos que ahora concibieron los bombazos.