13 de septiembre de 2006

Fox requiere atención psicológica urgente

El presidente afirmó categórico que “gobernará hasta el 30 de septiembre”, cuando todo mundo sabe que su mandato concluye hasta el 30 de noviembre
El antidepresivo que consume cotidianamente (Prozac) lo tiene al borde de la esquizofrenia


Federico Chilián Orduña

Cuando Enrique Krausse llegó a decir que Andrés Manuel López Obrador padecía “una especie de delirio mesiánico tropical”, no sabía ni lo que estaba diciendo. El señor Krausse es un historiador notable, aunque no científico, con una ideología de derecha, pero de psicología no sabe lo necesario como para formular juicios de esa naturaleza.
Cuando el dirigente municipal del PAN, Pablo Rodríguez Regordosa afirma que AMLO está paranoico, tampoco sabe lo que dice, ni por qué lo dice. El “mochito” de Pablo será muy bueno para rezar el rosario y darse golpes de pecho mientras su familia se enriquece con los recursos del erario, pero de psicología no tiene la menor idea.
La psicología es una disciplina de la que cualquier hijo de vecino se considera un experto y con autoridad para hacer diagnósticos, pronósticos y sugerir tratamientos. Esta situación se ha agravado desde que a la psicología la convirtieron las instituciones que la enseñan en otra mercancía más para manipular, adaptar y extorsionar a las personas habidas de status y de reconocimiento; pero la psicología es una ciencia de síntesis, probablemente de las más difíciles de aprender y de las más complicadas para ejercer de manera honesta y responsable.
Sirva la anterior introducción a esta breve nota, para sostener que el autor de la misma es psicólogo titulado en la UAP en 1971, y tal vez el único profesional de esta disciplina nacido y radicado en Puebla que sostuvo contacto y diálogo directo durante varios días con los mejores psicólogos del mundo en su época, hablo de Alberto L. Merani, aquí en esta ciudad en 1973, y Jean Piaget, en París, Francia, en 1976.
Y bien, sostengo que el señor Fox que todavía cobra como presidente, aunque en realidad debiera pagar por ostentarse como tal, sin hacer nada que lo justifique, requiere con urgencia atención psicológica profesional, para evitar que en el corto plazo su neurosis maniaco depresiva se convierta en una psicosis esquizofrénica y afecte a todas las personas que le rodean y a las que están bajo su mando que, como es de suponer, se cuentan por miles.
Un solo dato bastaría para justificar y fundamentar la recomendación anterior. Ayer, al reunirse con representantes de las compañías de seguros en el estado de Michoacán, Fox sostuvo que “era necesario ampliar la clase media para que nunca más el engaño y la demagogia atraigan y engañen a ese sector de la población”, y agregó que “él seguirá gobernado hasta el 30 de septiembre que concluye su periodo”.
Todo trastorno psicológico tiene una manifestación en el lenguaje que se emplea. Al sugerir Fox que es necesario “ampliar la clase media…etc.”, simplemente está recurriendo a un mecanismo de defensa del inconsciente que el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, denominó “proyección” que consiste en atribuirle a otros los propios defectos que de manera consciente uno no se atreve a reconocer. Si ha habido un gobierno que proletarizó como ninguno a la clase media, ese es precisamente el que encabeza Fox.
Y, al equivocar la fecha del término de su periodo, no cometió un simple “lapsus linguae”, como se conoce a este tipo de actos fallidos, sino que en realidad manifestó sus más íntimos deseos de que su periodo concluya cuanto antes, porque ya no sabe como manejar los acontecimientos que se le vienen encima. Durante sus sueños, si es que el Prozac que consume cotidianamente se lo posibilita, seguramente ha de tener la imagen fijada en la mente de AMLO y sus millones de seguidores que no lo dejan dormir.
Claro, con el poder en la mano, todo se puede disimular, ocultar o disfrazar, pero hay situaciones que de ningún modo pueden pasar desapercibidas. Lo digo con toda franqueza e independientemente de filias y fobias, Fox requiere con urgencia atención psicológica, antes de que sus trastornos, afecten más a toda la población.
Su consejero de cabecera, el psicólogo (¿) Ramón Muñoz no le sirve, por el contrario, le agrava sus problemas, porque además de interesado, la perversidad que lo distingue lo tiene tanto o más trastornado que a su propio jefe.
Que conste que lo advertí. Se acerca el grito de Independencia, no vaya a suceder que Mr. Fox se arroje por el balcón como el niño héroe y nos vayan a culpar a quienes simpatizamos con AMLO de la tragedia.