3 de junio de 2007

La Biblia, esa ridícula fantasía

13ª parte

Hugo Pardo

La Biblia, como el Corán, son los dos monumentos más grandes que se han levantado a favor del machismo y para degradar a la mujer.
Tanto en la Biblia como en el Corán, las mujeres son simples objetos sexuales, instrumentos de los deseos de los varones y en el mejor de los casos fieles compañeras de su señor. No juegan ningún papel en la historia más que como esposas, concubinas, amantes, prostitutas o sirvientas, todas las funciones de responsabilidad están reservadas a los varones. Ellas sólo tienen el útero y/o la vagina para significarse.
La Biblia es así un tremendo mamotreto para justificar la dominación del varón en la casa, en la oficina, en el taller, en los negocios, en el gobierno, en la iglesia y en todas partes. Ninguna mujer puede oficiar misa ni ascender al cargo de obispo, arzobispo, cardenal o papa, todos son varones, y por eso hay tanto homosexual y pederasta en las filas de la iglesia católica empezando por Benedicto XVI quien es gay desde la adolescencia.
Desde Eva hasta María, pasando por Raquel, Sara, Agar, Magdalena y todas las mujeres que se mencionan en la Biblia, son únicamente compañeras de su señor a quien le dan hijos o sufren por no poder dárselos. Por eso la “civilización cristiana” es machista, violenta, discriminatoria, racista, autoritaria, patriarcal, profundamente injusta e irracional. Nunca la humanidad podrá acceder a un estado de convivencia armónico, mientras predomine la religión católica, cristiana en cualquiera de sus denominaciones o islámica. Estas, como las demás religiones, deben desaparecer para que la humanidad conquiste la libertad y su dignidad.
Veamos como el señor Jehová de los Ejércitos, beneficia a sus escogidos: Génesis Capítulo 43, Versículos 19 Entonces se acercaron al administrador de la casa de José y le hablaron a la entrada de la casa, 20 diciendo: -¡Por favor, señor mío! Nosotros en verdad vinimos la primera vez para comprar alimentos. 21 Y aconteció que cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal: nuestro dinero en su justo valor. Lo hemos traído de vuelta con nosotros. 22 También hemos traído más dinero con nosotros para comprar alimentos. Nosotros no sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales. 23 El respondió: -Paz a vosotros; no temáis. Vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, os puso el tesoro en vuestros costales, puesto que vuestro dinero llegó a mí poder.
Así, tranquilamente, la Biblia se brinca de la barbarie a la época en que ya existía el dinero, y don Jehová lo hacía aparecer en los costales de sus hijos predilectos. Quién dijo que “el trabajo es la fuente de toda riqueza”, según la Biblia se equivocó, porque don Jehová de los Ejercítos hace ricos a quien se le antoje y hace miserables a quien por sus testículos (¿no está hecho el hombre a imagen y semejanza de su creador?) el dispone.
Con el respeto que nos merecen las creencias de todo el mundo, a mi me parecen unas soberanas mamadas, lo que dice la Biblia respecto a la forma como debemos organizarnos para vivir en paz.