3 de agosto de 2006

Marín también satiriza a AMLO

Igual que el PAN, el gober precioso lanzó severas críticas al movimiento que exige voto por voto casilla por casilla
Queda en evidencia su contubernio con FECAL para cometer fraude electoral en esta entidad y gozar de impunidad


Federico Chilián Orduña

El aún gobernador Mario Marín Torres, más conocido en todo el mundo como el gober precioso, no tuvo empacho en condenar las movilizaciones históricas que se han realizado en la ciudad de México en respaldo a la demanda de abrir todos los paquetes electorales, y afirmó con la voz impostada que «ninguna fuerza política por sí sola puede representar al país, que está por encima de afanes personales», en franca alusión a la coalición Por el Bien de Todos.
Seguro de que gozará de impunidad, porque desde antes de los comicios pactó con el presidente del PAN Manuel Espino, «protección recíproca», el abogado Marín Torres quien en su pueblo natal Nativitas Cuauhtempan, hace unos años, en completo estado de ebriedad, lanzó injurias al monumento a Benito Juárez, se orinó a sus pies y lo apedreó hasta derribarle los brazos, aprovechó el foro en que el maestro Pedro Ángel Palou Pérez, presentó su libro «Juárez en Puebla», para dar clases de ética política, y erigirse como el paradigma del estado de derecho, al fustigar al contendiente más importante de la competencia electoral, el mismo que ha demostrado la mayor capacidad de convocatoria que se haya registrado en la historia de México, Andrés Manuel López Obrador.
Marín sentenció en alusión a los plantones que «en los procesos electorales todos nos debemos respeto y tolerancia, los procesos electorales nunca deben ser luchas fraticidas irracionales», soslayando que cuando compitió por la candidatura a la presidencia municipal de su partido, todos sus adversarios, Víctor Hugo Islas, Omar Álvarez Arronte y Raúl Pardo Villafaña, lo acusaron de fraude y haberse aprovechado del cargo de presidente del comité estatal del PRI, para manipular la estructura del partido a su antojo y arrebatarles, sin ningún respeto, el derecho a una contienda equitativa.
Marín, desde que se declaró a Felipe Calderón Hinojosa, salió del closet y se desenvuelve con toda tranquilidad, confiado en que la Suprema Corte de Justicia, fallará a su favor, en el proceso que se le sigue por abuso de autoridad en agravio de las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho, mostró una vez más su mirada siniestra y amenazadora, y fustigó a «esa fuerza que por sí sola, pretende representar al país».
Esta es una prueba más de que Marín no respeta la disidencia, por ello parece que ha girado instrucciones a sus encargados de comunicación social para que no se pague la publicidad al Diario Transición que había convenido con la Secretaría de Educación Pública, y probablemente, con lo envalentonado que está es probable que más adelante nos elimine por completo de la lista de medios informativos que difunden las actividades de su gobierno.
Mario Marín, al igual que Vicente Fox, no quieren a Benito Juárez, aunque de dientes para afuera digan lo contrario, ya han dado muestras fehacientes de ello, a diferencia de este medio informativo que lo considera el mejor presidente de México, y a Andrés Manuel López Obrador, como bien dijo don Manuel Sánchez Pontón, el «Juárez del Siglo XXI», nada más, pero nada menos.
Así, somos testigos los poblanos como Mario Marín se baja del carro en el que viajaba junto con Manuel Bartlett, quien fue el que lo impulsó y colocó donde se encuentra, y se cambia al tren que tripula Carlos Salinas de Gortari y en el que viajan Vicente Fox, Manuel Espino y Felipe Calderón, un auténtico bolo FECAL.
Afortunadamente, entre los ponentes en el foro, se encontraba el ilustre magistrado Juan José Barrientos, a quien he tenido la suerte de encontrarme en las masivas movilizaciones, junto con su apreciable familia, exigiendo entusiasta lo mismo que la mayoría de mexicanos: voto por voto, casilla por casilla.