8 de marzo de 2009

La iglesia católica, la institución más machista y misógina del planeta

• Plausible el Manifiesto por la Igualdad de Hombres y Mujeres al que convocó suscribir la presidenta municipal Blanca Alcalá, pero ¡oh! otra vez “nos topamos con la Iglesia”, diría el Quijote a su noble escudero Sancho

Federico Chilián Orduña

Qué bueno sería que viviéramos en una sociedad donde los hombres y las mujeres gozáramos de los mismos derechos; pero esto no será posible, mientras los valores “éticos, morales y de la convivencia social” los determine la Iglesia Católica Apostólica Romana, quien desde hace 17 siglos ha impuesto su dominación mediante el uso de la violencia, la manipulación, la mentira, los dogmas, el terror y el chantaje.
En esta iglesia las mujeres no pueden ser sacerdotisas, ni obispas, ni arzobispas, ni cardenales, ni papas, ni acceder a ningún puesto de alta responsabilidad; sólo pueden ser monjas y atender a los hombres como sirvientas. En la mayoría de los templos ni siquiera pueden subir al púlpito. Tampoco pueden opinar en público, y las que se casan con Cristo, esto es, que se hacen monjas, no pueden enseñar ni los tobillos; y esto es así, porque más o menos así está escrito en ese mamotreto llamado Biblia, que se dice es “la palabra de Dios”, veamos:
De entrada, Dios crió al hombre a su imagen y semejanza, pero después se dio cuenta el Creador que no era bueno que estuviera sólo, y procedió a sacarle una costilla al señor Adán, para de allí formar a Eva en una proporción de 90, 60, 90; que es según los fisiculturistas, la proporción más correcta en centímetros del busto, la cintura y la cadera, aunque sin ombligo, pues no tuvo madre, pero suponemos que sí vello en el pubis.
Es de suponerse que si Dios crió a su imagen y semejanza al hombre, el señor Dios también ha de tener su parejita, pero se ve que no la saca ni a misa, imposible saber como es.
De cualquier modo, es la mujer la fuente del pecado, la que cedió a la tentación del demonio que aparecido en forma de víbora la incitó a comer del árbol del conocimiento, y aunque don Dios, les había advertido que de tal árbol no comieran, doña Eva desobedeció a su Creador, y no conforme con ello, le convidó a Adán, probablemente en un beso le pasó un trozo de la manzana recién mordida, y ¡zambomba!, que se miran sus cuerpos y para que les cuento, allí mismo empezó a formarse la humanidad; aunque ya previamente les había el mismo Dios ordenado creced y multiplicaos, pero él no quería que se emocionaran tanto con el chaca chaca; se trataba de que el varón sólo depositara su semillita, sin besos, ni cachondeos ni nada por el estilo.
El caso es que apenas llevaban diez generaciones, cuando don Dios volteó a ver a sus criaturas y cual va siendo su sorpresa que todo el mundo estaba entregado a los placeres de la carne, por lo que montó en cólera y de inmediato ordenó a Noe construir una barca donde hospedar a los millones de especies existentes en el planeta, porque aún cuando se había llevado seis días en formar el universo, esta vez ocuparía cuarenta días para ahogar a toda la humanidad e incluso a todos los animales en el famoso diluvio; y así, mientras Noé iba y venía derribando árboles, cortando tablas, consiguiendo clavos, mecates, y demás elementos para construir la famosa arca; su esposa se limitaba a prepararle los alimentos, a cuidarle a los hijos para que no se fueran a contagiar o influenciar del concupiscente prójimo, y a estar lista para cuando Noe regresara de la chamba, estar debidamente bañada y perfumada, no fuera a ser que oliera mal, porque corría el riesgo de que Noe se durmiera sin hacerle ningún cariño.
Quienes quieran más detalles sobre esta truculenta historia, sólo tienen que leer el Génesis.
Ahora que si quieren adentrarse en la forma como Dios trata a las mujeres, sigan la lectura, lean el libro de Éxodo, luego el de Números, allí deténgase en el capítulo 31, después sigan leyendo el libro de Levítico, y si aún siguen creyendo que Jehová de los Ejércitos, Yavhé, es Dios padre; prosigan con Deuteronomio y lean el capítulo 21 y 22. Y si después de leer estos primeros cinco libros (Pentateuco) todavía creen que ese personaje es el Dios infinitamente misericordioso que les ha trasmitido la mercadotecnia vaticana, y juran y perjuran que es el padre de Jesucristo que es todo amor y símbolo de la unidad de la familia, váyanse a leer el evangelio según San Mateo, y lean el capítulo 10 versículo 34.
Plausible, digno, el Manifiesto al que convoca firmar Blanca Alcalá, pero en esta levítica y reaccionaria ciudad que le cerró las puertas a Ignacio Zaragoza, y le hizo misa de Te Deum y banquete al invasor francés y sepultó en catedral al traidor Miguel Miramón, es una soberana utopía pensar que pueda ser una realidad. Las primeras en oponerse son las mujeres católicas y los hombres católicos que, según el INEGI, son la inmensa mayoría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las religiones mayoritarias (que no grandes)y minoritarias son misoginas.Incluso el budismo tradicional.Por eso mismo la mujer que tenga autoestima y dos dedos de frente deberia huir de las religiones "como alma que lleba el diablo".