8 de marzo de 2009

El amor con libertad, solución a todas las crisis

• A la económica, la política, la social, la cultural, la existencial, la emocional, la de identidad y todas las demás
• Tal conclusión se desprende de la lectura del relato “Análisis Dialógico del Amor”, escrito por Beno Chilián

Federico Chilián Orduña

Benito Federico Chilián Herrera (Beno), es el quinto de mis seis hijos, y dicen que no hay quinto malo, pero yo digo que este quinto no sólo es bueno mi Beno, sino es francamente genial. Claro, soy su progenitor, y como tal he de verlo con ese tipo de lentes que nos hace ver a los padres a nuestros hijos como muy buenos y muy bellos; pero la verdad ha escrito tanto y tan bien que ya le he dicho a Beno que si logro tener el 10 % de su talento ya estuvo, no me voy a morir de hambre.
Claro, debo admitir que también los otros cinco hijos tienen lo suyo y de hecho ya me rebasaron todos, el empresario, el autodidacta, la lingüista, la bióloga y el párvulo, ya me rebasaron con mucho. Aprendo de ellos y me conformo con mirarlos, admirarlos y quererlos tanto como mis fuerzas me lo permiten.
El caso es que Beno, entre los tiempos que le deja la carrera de derecho que está por concluir, y los estudios de inglés y francés, que también están en la última etapa, se da tiempo para darle seguimiento a su Blog (Benotitlán), luego de eliminar el anterior, que ya le parecía obsoleto.
En la última inserción publica un relato titulado “Análisis Dialógico del Amor”, de cuya lectura desprendo que el amor con libertad es la solución a todas nuestras crisis. Me refiero a las crisis que afectan a la humanidad, el país, el estado, el municipio, la familia, la pareja, el individuo; crisis de toda índole.
Bueno, el Beno no se propuso aportar ningún remedio a nada, simplemente narra “la dicha de su desgracia”, y de allí, al buen entendedor, le queda muy poco por hacer. No puedo insertar el texto porque está rigurosamente prohibida su reproducción parcial o total; pero cualquiera lo puede leer con sólo escribir en el buscador de Google: benotitlán.

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