30 de junio de 2009

La voz de los invisibles

El mundo de los discapacitados es desconocido para los que no solo son, pero ¿Creen ustedes que por existir ese desconocimiento, ese enorme desnivel entre personas normales y discapacitados, se está autorizado a ver de estos últimos con monoprecio, a tachar de impertinencias sus debilidades? ¡Desde luego que no!. El discapacitado está imposibilitado como un niño con la diferencia dolorosa de que el niño vive feliz porque no sabe lo que hay en la vida y el discapacitado dueño de sus facultades mentales lo sabe todo, no tiene más apoyo que el que quieren darle y ni aun la riqueza le es útil porque siempre necesita de alguien a su lado, para que lo ayude.
Por lo general el discapacitado está enfermo, su organismo ya ésta atrofiado, no tiene agilidad, está cansado; se ve obligado a renunciar a muchas actividades normales para las demás personas, a los pases que le satisfacen; tiene que estar en una habitación porque el aire, lluvia y el frio pueden hacerle daño; no puede leer todo lo que quisiera, sus ojos no obedecen, ni escucharte ya a su voluntad, y el sueño ya muchas veces no acude consolador. ¿Se debe permanecer indiferente ante todo esto? ¿Habrá quien no se conmueva ante el desamparo de un discapacitado?
Si, si los hay y muchos, entre ellos precisamente los más obligados: las autoridades se deben dar cumplimiento a la ley estatal para las personas con discapacidad publicada en el Diario Oficial el 12 de Enero de 2009. Dicha ley no cuenta con ningún órgano jurídico que la haga cumplir como todas las leyes y no la dejen a la buena voluntad de quien la quiera cumplir y no con el carácter de obligatoriedad por el hecho de ser decretada por el H. Congreso del Estado.
El estado al no hacer cumplirla ley del Discapacitado, hace una burla para nosotros los discapacitados; es por ello precisamente que nosotros los discapacitados alzamos la voy y pedimos la creación de la Procuraduría del Discapacitado para dar cumplimiento de dicha ley.

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