30 de junio de 2009

En Cuba sí hay elecciones

• Los candidatos participan en igualdad de condiciones, y participa más del 90% de la población
• La propaganda electoral no está permitida y son inexistentes los fraudes electorales

Ángel Rodríguez Álvarez - ARGENPRESS.info
La Constitución cubana, aprobada en 1976 por más del 97 por ciento de la población mayor de 16 años, dedica el Capítulo XIV (artículos 131 al 136) a definir el Sistema Electoral que rige en la mayor de las Antillas. Basado en esos principios, desde entonces se celebran comicios, generales cada cinco años, y parciales cada dos y medio.
No obstante esta realidad, el sistema político cubano es uno de los temas más tergiversados por los medios de información que están bajo control e influencia de los grandes grupos de poder, con lo cual han contribuido a difundir no pocas interpretaciones erróneas.
En sus objetivos desinformadores los enemigos de la Isla cuentan con viejos y acuñados esquemas, con obligados requerimientos sin los cuales la elección de los dirigentes y órganos de gobierno no califican como democráticos. En determinados países dan por seguro, incluso, que no se celebran.
Todo cuanto se aparte de esos criterios carece de validez, según los patrones imperiales. A pesar de la simpleza de tal enfoque, les ha servido para engañar incautos y ocultar los mayores escamoteos de la voluntad popular.
Las virtudes del sistema cubano radican en aquellos aspectos más criticados por los enemigos de la Revolución, y son los que permiten definirlo como expresión genuina de democracia participativa, para el que el pueblo pide respeto universal al igual que respeta al de otras naciones.
Ese protagonismo popular, más allá de la voluntad y los intereses de un partido, está presente en Cuba en todos los pasos organizativos de las elecciones, desde la conformación del Registro primario de electores hasta la toma de posesión de los elegidos y el posterior cumplimiento de sus deberes públicos.
Lo anterior se cumple mediante el ejercicio de cinco características principales que tienen en los comicios a nivel municipal la base institucional del sistema: inscripción universal y automática de todos los ciudadanos, nominación de los candidatos por los propios electores, inexistencia de campaña electoral, limpieza y transparencia de los comicios y la facultad de los ciudadanos de revocar el mandato en cualquier momento.
La base del sistema institucional son los delegados de circunscripción, quienes se agrupan en Consejos Populares--instancia que abarca un número de circunscripciones –e integran las asambleas municipales como órgano de gobierno del territorio.
Los candidatos –dos como mínimo y hasta ocho- resultan propuestos y nominados directamente por los vecinos en reuniones públicas de las diversas áreas que componen las referidas circunscripciones. La elección, realizada cada dos años y medio, se efectúa mediante el voto directo y secreto y para resultar elegido debe contar con más del 50 por ciento de los votos válidos emitidos.
Para elegir los delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados al Parlamento, se siguen estos mismos principios, con la diferencia de que las candidaturas son conformadas por comisiones integradas por las organizaciones de masas, presididas por la Central de Trabajadores de Cuba.
Estas comisiones seleccionan a los candidatos, hasta un 50 por ciento aproximadamente, entre los delegados elegidos en la base, y el resto entre ciudadanos ampliamente conocidos de todos los sectores, entre ellos personas con responsabilidad nacional, artistas, deportistas, científicos, militares.
A diferencia de la práctica universal, en Cuba la propaganda electoral no está permitida. En este caso los pasquines, vallas, menciones de radio y televisión y los mítines a favor de los aspirantes, son sustituidos por la publicación en lugares concurridos de las biografías y las fotos, en igualdad de condiciones. Los candidatos, como regla, son ampliamente conocidos por los electores, pues se trata de individuos de prestigio ciudadano.
El día previsto para emitir el sufragio los miembros de los colegios, también vecinos de la comunidad, invitan al público a comprobar que las urnas están vacías antes de sellarlas y ponerlas bajo custodia de pioneros, quienes son alumnos de las escuelas del territorio.
La pertenencia de los candidatos al Partido Comunista no es un requisito, aunque muchos de ellos militen en él, precisamente por ser ciudadanos prestigiosos.
El Partido Comunista de Cuba no es una institución con fines electorales, no designa candidatos y no los elige, su función electoral se reduce a garantizar que los comicios se celebren con total transparencia y se organicen de acuerdo con la Constitución.
Por supuesto, la experiencia cubana no se limita a la elección de los gobernantes; también es amplia esta práctica en la vida cotidiana, pues los ciudadanos, desde temprana edad, eligen a quienes habrán de dirigirlos en todos los ámbitos de la vida.
Periódicamente los cubanos deben pronunciarse acerca de quienes estarán al frente de sus organizaciones de masas. Así seleccionan, ya desde el cuarto grado, a los dirigentes de la Organización de Pioneros José Martí; más tarde deben pronunciarse por quiénes habrán de estar el frente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, y los universitarios a los de la Federación Estudiantil Universitaria. Esta práctica se extiende a la elección de los dirigentes sindicales, de las organizaciones que actúan en la comunidad, y las sociales.
Este verdadero ejercicio democrático lo han querido ocultar o tergiversar los enemigos de la Revolución, en su intento de negar protagonismo político y social al pueblo cubano.

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